EL SALUDO IBÉRICO. LA ESPADA IBÉRICA.

EL SALUDO IBÉRICO

El característico saludo de los íberos con el brazo extendido y la palma de la mano hacia abajo, fue el SALUDO IBÉRICO que los romanos tras vencer a Viriato y adentrarse en la Península Ibérica adoptaron como saludo propio, (según el gran arqueólogo español de la primera mitad del siglo XX, J. Cabré).

Sería pues, según Cabré, un saludo genuinamente íbero que se utilizó posteriormente en todo el Imperio Romano como saludo tradicional. El conocido como «saludo romano».

Para los íberos era un gesto revestido de especial sacralidad, pues en los exvotos de los santuarios, ellos mismos se auto-representaban, con frecuencia, saludando e invocando a las Divinidades en pie y efectuando el «saludo étnico» tradicional de su Pueblo.

Los romanos no hicieron sino asimilarlo a sus propios usos y costumbres culturales.

De hecho, los romanos se refieren a éste como «SALUTATIO IBERICA«.

LA ESPADA IBÉRICA

Ocurrió igual con la ESPADA IBÉRICA, «Gladius Hispaniensis» que fue adoptada por los romanos conjuntamente durante este periodo de tiempo (entre los siglos V al I a. C.), por considerarla de mejores características y funcionabilidad que las suyas.

Gladius es un término latino utilizado para designar una espada, el cual se aplica de manera moderna al arma utilizada por las Legiones de la antigua Roma, desde el siglo III a. C. hasta el siglo III d.C. aproximadamente, y cuyo origen se remonta a la espada celtíbera de Hispania, siendo por tanto conocida en latín como gladius hispaniensis, o «espada hispana».

Tenía una longitud estimada de medio metro, aunque se podían hacer a medida del usuario, y una hoja recta y ancha de doble filo. De esta palabra deriva «Gladiador».

El origen del gladio romano fue tomado de las espadas usadas por los MERCENARIOS CELTÍBEROS durante la  Segunda Guerra Púnica.

Los historiadores Polibio y Livio cuentan que estos mercenarios portaban una espada tan excelente para el corte como para la estocada, y más tarde afirman que el ejército romano no esperó hasta el final de la guerra para adoptar tal diseño, al que llamaron «gladius hispaniensis» en latín o «iberiké machaira» en griego.

Este nombre vendría a señalar tanto su formato como su origen hispano.

Esta espada vino a sustituir a la espada romana tradicional, de la que se cree que estaba basada en el xifos griego, y se convirtió en el arma reglamentaria de los ejércitos romanos durante cinco siglos, hasta que fue sustituido paulatinamente por la spatha  germánica durante el Medio Imperio.

 Gladius hispaniensis, o «Espada hispana».

En el libro Roma no es amor, Poemario fotográfico de Victoria Suéver, Español- Italiano pueden leer una poesía relacionada con la vida de Viriato y la traición de sus hombres, instigados por el procónsul romano.

© Victoria Suéver

Fuentes, wikipedia y otras.

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